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Sí, soy Viejo; pero tengo aún mucho que aportar.
Soy viejo y lisiado y a mucho orgullo, porque ahí estuve yo, con el privilegio de ver cuando en la Grecia antigua – durante una caminata recorriendo los templos de Artemisa, Afrodita, Demetrio, Cibeles, Diana y Rea, fuera
encontrara y me enamoraría de las Melissas -sacerdotisas todas de esos templos.
Soy viejo y los viejos tenemos historias que los jóvenes carecen, soy viejo y camino recordando cada uno de mis pasos por la tierra – y me delito en ello. Para muchos, palabras como las mías serian difíciles de expresar y serán difíciles de entender, los pensamientos- mis pensamientos serian espinosos para el que escucha, y las historias… esas historias. Las historias deleitan al alma del afligido, le dan combustible al que busca su identidad y quita la sed del caminante.
Es por esto que he decidido dejar este legado de historias, no solo es para documentar mi amor por las Melissas - sacerdotisas de los templos, sino para que este mi amor por ellas, deje un sabor a miel en la boca del caminante que busca su identidad y rumbo en el vuelo de un ave. Mi vida y amor le pertenece a Doña Verónica, pero les confieso – y no se lo digan por favor, porque es frágil y delicada como flor de orquídea que se encuentra en el librero que guardo en mi corazón de los conocimientos y secretos de las abejas. Pero, les confieso que he tenido más amores que me graduaron al presente, me permitieron conocer y entender y sobre todo abrazar con la ternura que merece el corazón de mi amada, que es de miel y cera pero sin propóleos.
Hablemos de ellas; hablemos de las Melisas y mi intimidad, bueno, esa la dejare para una lunada bajo las estrellas, frente a una fogata y una buena botella de vino…
Soy viejo y mi memoria me falla, pero contare tal y como mi mala memoria me lo dicta, no con intención de esconder algún secreto, pero más bien con la finalidad de sacar todo recóndito de mí y mis recuerdos de rescoldo.
En aquellos tiempos que las conocí, la Diosa Madre o Gran Madre era llamada Melissa que literalmente significa “La Abeja Reina”. Aquí en esta época moderna y tiempo donde la vida es dura, nos negamos a admitir que existen ciudades bajo la superficie nuestra, donde las personas desconocen y viven ajenos a algún romance con una Melissa, ahí donde viven y se alimentan las personas destinados a regar flores de plástico, comer pan de aserrín y carne de soya; y que son preludio de lo que regirá.
Yo sé que la mitología clásica describe estas Sacerdotisas vírgenes como jóvenes de honor, entregadas a la devoción y culto de aquellos tiempos y no me atrevo a negar que así fue porque soy viejo, y los viejos decimos las verdades no por integridad, sino porque nos vale madre la opinión de los demás.
Todos dicen que es mitología, pero yo las vi compartiendo el trabajo con las sacerdotisas del Delphi, donde su emblema es y sigue siendo una abeja acuñada en una pieza de oro. Las abejas fueron parte de la mayoría de las estatuas de Artemisa y los actos de Demetrio. Artemisa deidad que fue primero luna me delato su secreto que ya no fue secreto desde el momento que me lo regalo; el secreto fue que Artemisa misma, quien fue luna y pertenece a la luna es abeja quien es a la ves Melissa. En este hermoso ritual donde danzan las estaciones, Melissa y Artemisa – ambas, están directamente conectadas a la regeneración periódica de todo ser, todo acto y toda civilización, donde la vida es en muerte, y de la muerte emerge la vida- ahí donde para vivir es necesario morir primero. Yo soy viejo y nadie me lo platico porque lo que te platico lo he vivido en los templos de Artemisa, Afrodita, Demetrio, Cibeles, Diana y Rea – y muchos otros templos de los que prefiero desligarme, perdonarme y olvidarme porque en ellos no existe el evangelio y dogma de la miel, sin la miel no existe la abeja y sin la abeja no existe la vida – y mi piel lloraría su falta de presencia.
La idea de la “vida en muerte” es solo parte del ritual de Melissa y su risa sobre la regeneración de la conciencia y limitantes de la vida. La antigua orden de sacerdotisas - las Ninfas, quien hasta este momento aporta vocabulario al estado larvario adentro de las colmenas, heredó el título a la misma Melissa.
La Melissa que me enamoro, cruzo los cielos, palpo las nubes, respiro la briza con Zeus en la isla de Creta. Zeus, poderoso Dios de los Griegos, fue el que nació en una cueva y nido de abejas; sus hermanos fueron los zánganos y hermanas las abejas. Los labios de Zeus no conocieron en su infancia más que la leche y pan de abejas, polén y miel – y él es quien yo debería de haber sido, es el, quien yo envidio en su muerte y mi vida. Nació dentro del nido y aprendió a comunicarse con danzas, zumbidos, olores, roses y palmando sus hermanos. Aprendió a vivir de flor en flor, a sorber el néctar y fermentarlo para embriagarse porque fue Dios del Olimpo y su poder fue soberbio y sin límites. Después dijeron otros que fue Melisseus el Rey de Creta de esos tiempos, quien descubrió la miel y la apicultura y que, teniendo dos hijas princesas Amalthaea y Melissa, fueron ellas quien cuidaron de Zeus con leche de chivas y miel – pero yo se la verdad porque soy viejo y con mis canas he hecho el gran pincel y tinta con mi sudor, y con ellos como instrumento escribo y relato esta historia aunque en ocasiones sude miel.
Si soy Viejo y los inviernos son duros para mis huesos pero, no tan duros y difíciles como mi memoria y los recuerdos de mis muertos. Unos muertos en vida, unos muertos sin vida pero, ya vagas cenizas y lejanos recuerdos son…
Camine el Mediterráneo – no el agua que por no ser Dios lo pudiera o no lograr, camine sus vertientes y rutas, no como un Dios lo camine, lo camine y lo he caminado en mis recorridos donde la imaginación me ha llevado por medio de la lectura y el estudio de lo que fue, para entender lo que es, y descifrar lo que será. Y como el sol acaricia sus aguas y playas, camine donde las olas y las nubes pintan y tiñen los atardeceres cada día con una nueva obra maestra. Fui yo un testigo cuando las temibles bestias, medias hombre, medias toro - Los Minotauros de la Isla de Creta aparte de exigir o devorar doncellas vírgenes, practicaban la apicultura. Los cretenses instruyeron en el arte de la apicultura a los Griegos y con ello, también heredaron la Madre Diosa – Abeja Reina a quien se le atribuía la deidad, el don de sanidad, pureza y mágica potencia. Ahora vemos que sí se tenía razón y testimonio, que aunque se pueda alegar que la deidad Melissa, pura, sana, ella con mágica potencia ha dejado el legado de miel y propóleos, apiterapia y sanidad mágica sobre nuestras heridas y dolencias. Lo digo yo, que siendo viejo confieso que me hace falta la miel en las mañanas, que sin propóleos mis heridas nunca hubieran sanado; que los ungüentos de su veneno y extractos de las mismas facilitan mi caminar. Y cuando en una tarde fría, frente a mi fogón lleno de leña de nogal pienso en lo que es, fue y será, me doy cuenta que lo que en un día fuera solo una mitología para muchos, hoy se ha convertido en realidad y en mi verdad, Melissa como representante de lo divino, nos ha entregado vida y por su trabajo – legado de Dios Padre, y se nos permite alimentarnos. Soy viejo y fui joven cuando era Melissa quien representaba, no solo como mensajera de los Dioses del Olimpo, sino representaba la deidad de la pureza, la sanidad, lo divino y la potencia de la magia.
Soy Viejo, y los viejos recordamos los eventos logrados, mezclados con nuestros sueños no alcanzados. Camino en mi pensamiento y doy un recorrido por las veredas que nos trajeron a donde estamos, y los Dioses muertos que nos acompañan. La historia me dice que las abejas fueron considerados dioses para muchas culturas, fueron deidad, pureza y sinónimo de grandeza; hoy son esclavas de productores necios, víctimas de venenos y nuestra falta de cordura para llevar un desarrollo sustentable y amigable para ellas. En la mitología, me pregunto si no es más que recuerdos contados y articulados por algún viejo porque parecen ser verdades y alucinaciones mezcladas; historias que solo se forjan en un cuerpo cansado de caminar y una mente que se reúsa a descansar. Fue Marija Gimbutas, famosa historiadora quien con lujo de detalle, nos entregara compendios de fotografías e historias que entrelazan la vida del hombre con las abejas, y nos explica como aun los lenguajes europeos fueron influenciados por palabras derivadas de todo lo que es abejas.
Entre más viajo por los tiempos de la historia, me doy cuenta que el romance del hombre con las abejas ha sido vigente y vibrante por siglos.
Y ahora que me ha tocado vivir el inicio del desenlace del romance entre el hombre y las abejas; me duele Melissa.
Aunque aquel romance e historia parece haberse acabado, donde Zeus fue amamantado de miel y polen, en estas nuevas generaciones me es obligado e ineludible confesar que nuestra amante Melissa, para muchos es solo la prostituta de la que se sirven, de la que abusan… la que explotan. Lamentable y atroz es hoy el futuro para nuestro hermoso insecto, que de haber sido nodriza del supremo Dios del Olimpo, haber danzado entre templos y lo sublime, hoy la muerte de la especie y su aniquilación nos amenaza por igual. Pensar en perderla es ya una catástrofe y si no fue una prostituta, hoy la sociedad la ha hecho para compensar su falta de sentir lo divino en la naturaleza, porque hemos hecho del mundo un enorme burdel, donde lo divino esta de venta y todo es para prostituirlo.
En Europa las abejas fueron no solo héroes de la sanidad, pureza y castidad, sus cualidades fueron mágicas y divinas, mesclas o amalgama de una alquimia natural. Yo estoy viejo y confieso que en aquellos entonces, se tenía la creencia – creencia que hoy en día yo conservo, que las abejas solo producen miel solo para los apicultores honestos e íntegros.
“Si yo pudiera unirme, a un vuelo de palomas, y atravesando lomas dejad mi pueblo atrás; juro por lo que fui, que me iría de aquí; pero los muertos están en cautiverio, y no nos dejan salir del cementerio.” – Serrat
Cansados son mis pasos, cansada es mi vejez y difícil y pesada es mi apicultura, pero mi romance con Melissa me ha llevado a surcar los cielos, buscar las tierras prometidas y sentirme libre de la pesadumbre de la vida.
Egipto
Melissa fue representante de la realeza; representaba a la Diosa Neit y al Dios Sol Ra.
Neit, la reina de la corona roja del bajo Egipcio, el Egipto lleno de producción y riqueza que emanaba del barro negro, producto de las inundaciones del Rio Nilo, está representada en relieves y estatuas empuñando un arco y dos flechas, en ocasiones acompañada de una lanza o una lechuza. Su nombre o jeroglífico era una abeja – entre otros. Existen estatuas donde se le ve con cabeza de leona o amantando un cocodrilo. Nuestra Melissa, ya en Egipto como Neit amamanto cocodrilos y hoy en día alimenta carroñeros sacamieleros - y veo en mis cansados pasos que no ha cambiado en mucho el concepto.
En su templo –conocido como la Casa de las Abejas, su rol real fue el de una Deidad Protectora del Faraón – quien era el Dios en la Tierra de ese entonces.
Aunque para muchas culturas las abejas han sido símbolos celestes que representan estrellas, para los egipcios, las abejas o la miel eran las lágrimas del Dios Sol Ra. Hoy en día con la perdida de las colmenas, el alta mortandad, los agroquímicos y el mal manejo mata las abejas de forma descomunal.
Lloramos nosotros por ellas, lloran los Dioses; llora el Dios del Sol Ra y sus lágrimas son miel y abejas.
En Perú se consagraban y se ofrendaba miel en los templos. En Babilonia se construían templos pero, solo si estaban benditos con miel. Para los australianos y africanos las abejas eran dioses que tenían que labrarse en árboles y erigirlos en lo alto.
Para los Druidas, las abejas provenían del mundo paradisiaco del Sol y el espíritu.
Los Druidas
Soy viejo y mi caminar es lento… y me acompañan mis abejas.
Muchos dicen que sabias son mis palabras y competentes mis comunicados, pero yo digo que quien vive entre abejas está destinado a manifestar la procedencia y naturaleza de Melissa y su sabiduria en nuestro caminar y acciones. Somos portadores de secretos ocultos para los que sin el privilegio de saber de abejas, caminan sobre la vida sin el conocimiento – y están destinados a no pertenecer. Somos quien cuida y se alimenta del producto de las Lágrimas del Dios Sol Ra, bailamos al sol con la Diosa Neit quien alimentaba cocodrilos del Nilo, y nos llenan las barricas de miel – la misma que aliento a Zeus, Dios del Olimpo cuando niño.
Contrario a lo que muchos pensamos, los Druidas, no solo fueron una clase de religiosos paganos, fueron mucho más que eso. Debido a que tenían como parte de su doctrina el no dejar nada escrito sobre sus actividades o sapiencia, ahora solo se les recuerda como los “brujos de los bosques” – como algo místico y religioso. Fueron líderes espirituales, políticos, autoridad legal, y tan sofisticados como los griegos en muchos de los aspectos. Aunque hoy en día se les relaciona con el paganismo, los Druidas aceptaron la creencia judío/cristiana, que después del medioevo, al pelear contra las invasiones y al defender la Cultura Celta, se creó el “New Celtism” – donde el misticismo y paganismo fue utilizado como instrumento de separación de las culturas invasoras. Yo soy viejo, de caminar lento y pesado y he adquirido sabiduría de Melissa y paciencia de las lágrimas del “Dios Sol Ra” mismas que arrullan mis sueños, llenan mis cajas, sanan mis heridas y acarician mi alma. Soy viejo y de caminar parsimonioso y he aprendido a dejarme acariciar por Melissa y las lágrimas del Dios Sol Ra.
Para los Druidas, las abejas llegan del mundo paradisiaco del Sol y del Espíritu. Las abejas para los Druidas poseían y transmitían la sabiduría secreta que traían de la otra dimensión; del otro mundo donde nos esperan los muertos.
Soy viejo y no me queda más que pensar que los antiguos, los anteriores a mi presencia sobre la tierra, honraban las abejas porque siempre se les asociaba con los dioses, las abejas como lagrimas emanadas de un respetado Dios del Sol, provenientes del mundo del sol y del espíritu y portadoras de la sabiduría eterna procedente del lugar donde descansan las almas, donde no hay más llanto ni más dolor y habita el Altísimo. Soy viejo y cansados mis pasos pero no me queda más que entender que mi destino final es el retorno al recinto de mi Creador, más allá del Sol, de donde emana la vida, la sabiduría y vuelan hacia nosotros para aportar sabiduría y esperanza. Sin estas “mensajeras de Dios”, la vida en nuestro planeta no fuera posible como la conocemos.
– Las lágrimas de Freyja.
Las creencias nórdicas, historias de Los Vikingos forjadas en climas y tierras hostiles, nos regalan una lluvia fresca a los viejos. Fue Freyja - Diosa del amor, la belleza y fertilidad, quien asistía en los partos y quien cuidaba el clima para tener buenas cosechas, sus lágrimas eran abejas de oro.
Pero a Freyja también se le asocia con la guerra, la muerte, la magia, la profecía y la riqueza.
Mis cansados pasos me permiten meditar las cosas que en otra etapa de mi vida no hubiera podido hacer. Rumeo como las grandes vacas mis recuerdos, uno o dos mordiscos al recuerdo, tres o cuatro más, cinco y seis y van para adentro, para cuando descanso bajo alguna sombra, regurgito la remembranza para mezclarla al hidromiel.
Soy viejo y mi imaginación compensa mi agilidad de caminar con la capacidad de razonamiento que me lleva a gran velocidad sobre el mundo de los mortales - y no me queda más que pensar que los Nórdicos reconociendo la importancia de las abejas - mismas que emanaban de Freyja como insectos hechos de oro, fueron quien por primera vez tomaran la miel para fermentar una bebida que hoy conocemos como hidromiel. Tornaron abejas de oro y su miel dorada en hidromieles como el oráculo que descifra vida y espanta la muerte. El hidromiel es la bebida fermentada más vieja del mundo, aunque se supone que los egipcios ya fermentaban cerveza antes de los Vikingos, los Vikingos fermentaron la miel y con ello, se lograría un alto grado de alcohol en la bebida. El hidromiel Vikinga, con 6000 años de tradición, era una bebida con miel como ingrediente principal, pero también contenía malta y levaduras naturales – y por supuesto agua. Los vikingos utilizaban la miel silvestre y la cosechaban con pocos hábitos de limpieza. Al cosecharla, era imposible excluir la larva y pan de abeja que, naturalmente es un polen fermentado y esa combinación de bacterias propias del pan de abeja
El hidromiel no era una bebida recreativa, se utilizaba principalmente para ceremonias comunales y religiosas, donde el don de la profecía y el canto era regalado al Vikingo por Dios y la Diosa.
Soy viejo y pasan los años, el líquido vikingo juega y se conjuga dentro de una ceremonia de recuerdos vivos y muertos de mi vida, y de mis muertos que acompañan mi caminar. Beber el hidromiel es beber las lágrimas fermentadas del Dios Sol Ra – y volar sobre la tierra de barro negro del Nilo y volando juegas con Zeus del olimpo… - pero es solo privilegio de viejos porque a los jóvenes, el líquido se convierte en piezas de oro y el oro es mal consejero de la juventud.
La India
El Dios Vishnu siendo parte de una trinidad de deidades, era tan poderoso que, durante su sueño, mientras se recostaba de lado, de su respiración emergían constelaciones y sistemas solares. A menudo es representado en estatuas como una abeja azul posada en una flor de loto – la flor de loto representaba a la diosa. Las abejas representan o son símbolos de Soma – la diosa de la luna. En la India la miel y la leche son consideradas alimentos de los dioses, símbolo de abundancia, vida y dulzura.
Para los niños recién nacidos, es tradición repetir la siguiente frase; “Te doy esta miel para que los dioses te protejan y para que vivas cientos de otoños en este mundo…” .
Es ahora en mi vejes y madures que entiendo lo que otras culturas, con empeño y obsesión intentaron dejarnos para estos tiempos. En esta era donde gente sin escrúpulos nos dicta las normas de conducta, donde los pastores que nos guían en la fe viven otra vida alterna a las palabras, donde los que nos gobiernan no pueden ni nombrar tres libros que hayan leído o uno solo que han escrito. Ahora entiendo que en su momento la historia de las culturas, intento legarnos la huella que deberíamos continuar como apicultores que es; las abejas han sido reverenciadas y respetadas por los tiempos, los dioses, las mitologías y las culturas – y no es casualidad.
Han dejado la evidencia de su respeto y veneración rasgado en piedras, esculpida en monumentos; escrito en documentos de vida para que hoy en nuestros tiempos, ahora que está de moda ser ignorantes e iletrados – aun con títulos universitarios, la verdad sea conocida. La verdad es que sin abejas no existe la cultura, sin ellas no puede existir la vida - sin ellas no existiríamos como lo que somos y para que existan las abejas en la forma que hoy existen, es necesario que nosotros los apicultores existamos. Con las abejas, el hombre ha danzado la sinfonía de la sobrevivencia, la vida y la existencia.
Soy Viejo y puedo insistir en platicar mi historia…
Las musas soplaban y cuando lo hacían, “Soplaban aliento de vida cubierto en miel” que era la forma de dotar de sabiduría y las artes al ser humano.
Hoy se sopla un viento de egoísta y deshonesto comercialismo y adulteración de la miel
El epíteto de la abeja en la Grecia antigua se aplicaba a Dioses, semidioses, sacerdotes y profetas, pero también se aplicaba a músicos, artistas, poetas y filósofos quien, deberían de tener el “toque” divino e inspiración celeste.
Los seguidores de Platón, determinaron que solo “los hombres con un don divino” y altamente evolucionados podían ser apicultores para extraer la esencia de la sabiduría y la verdad espiritual de las flores. A ese nivel se pensaba de la miel, apicultura y apicultores. En el apicultor se depositaba el don de poder razonar la cualidad esencial de la vida, lo espiritual y naturaleza universal de todo lo existente o viviente y a lo que llamaron “Primus ens Melissa” – el espíritu de la abeja.
Hoy en día y para muchos, somos simples ignorantes abejeros saca miel, indeseables y apestados vecinos. La cultura moderna nos ha relegado a ser lo opuesto a lo que las culturas milenarias y cuna de la ciencia, las artes y la democracia creyeron de nosotros, la miel y nuestros queridos insectos.
Cúmulo abierto M44
Soy viejo y los viejos tenemos la tendencia a mirar más seguido el firmamento. Lo hacemos como buscando nuestro lugar de procedencia, nuestro destino o la señal que nos dirá hasta cuando y donde debemos de seguir. Existe un grupo de estrellas en la constelación de Cáncer que los antiguos llamaron “El enjambre”, también conocido como El Pesebre, Cúmulo abierto M44, Objeto Messier 44, Messier 44, M44 o NGC 2632. Este cumulo de estrellas, en la antigüedad, al dejarse ver claramente, era una señal de buen clima o facilidad de travesías para el viajero.
El enjambre o cumulo de estrellas era reconocido por los seguidores de Platón de la antigua Grecia, como el punto más alto del universo, con un significado esotérico profundo, ahí era el portal del hombre; el lugar donde se iniciaba el viaje del alma del hombre a la tierra.
υμεν πτερος
Las abejas son himenópteras, que proviene del griego υμεν hymen, "membrana" y πτερος pteros, "ala".
Literalmente se puede interpretar que las abejas poseen un himen o velo por alas y el velo tradicionalmente está relacionado con los lugares sagrados en muchas de las culturas del mundo. La Melissa fue asociada con pureza porque las abejas solo se alimentan de flores sinónimos de pureza. La virginidad y el himen o velo son sinónimo de pureza y parte de la creencia griega y relación con la Melissa o abeja y su pureza.
La Melissa – sacerdotisa Griega, usaba una miel inmadura que es toxica para entrar en trances y conectarse con los oráculos. Esa miel proviene de los laureles ornamentales y aun se puede cosechar acá en el norte del país
El silencioso pero doloroso testimonio que nos ha dejado la procesión de modernidad, nos dice que la relación y sobrevivencia del hombre y las abejas, es ahora cada día más vinculada a un ejercicio obligado de cooperación y protección para una garantía de sobrevivencia mutua.
Sin proteger a las abejas, los alimentos dejaran de producirse en las cantidades cuantiosas y abundantes que las abejas hacen posible. Sin un alimento barato (si, barato aunque nos parezca caro), la estabilidad de los pueblos estará colgada de un hilo. Un mundo lleno de hambre será un mundo lleno de caos, de desesperanza y guerras.
Soy viejo, y no dejo de pensar en el legado que nos dejaron las grandes culturas y pueblos que hicieron posible nuestra civilización. Soy viejo y cansado y no dejo de meditar sobre la veneración de las abejas como insecto no solamente sagrado, sino de oráculos y profecía. En el desencantamiento moderno, pareciera que las himenópteras, las del velo o himen por alas y el hombre ha quebrado un balance y se ha violado el velo o himen de la pureza.
Esta violación al balance perfecto, traerá la furia de Zeus que desde el Olimpo estará llorando la perdida. La hidromiel dejara su lustre, la miel su sabor y el Vikingo echara su navío a la mar para no regresar.
Y cuando en una tarde fría llorare fantasmas de lágrimas de Freyja frente a mi fogón alimentado de cajones y bastidores vacíos pensare en lo que es, fue y será, y me daré cuenta que lo que en un día fuera solo una mitología para muchos, hoy se ha convertido en realidad y en verdad. Melissa como representante de lo divino, nos ha entregado vida y por su trabajo – legado de Dios Padre, se nos permite alimentarnos y hemos destruido su dignidad, su decencia y virtud.
Y saciado ya de estar cansado de vivir recordando mi niñez entre callejones y el huerto de mis abuelos, y ya viejo y saciado del sabor amargo del llanto eterno después de haber perdido la dulzura de su miel, llorare los fantasmas de Freyja que en su vuelo, iluminaran el camino de la eternidad que tendrá las calles cubiertas de lágrimas de Freyja y donde no habrá más hambre ni más dolor y mis propias lagrimas serán enjugadas por mi creador.
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