
Cuando era un niño, mi abuelo, al pasar cerca de los campos menonitas de Chihuahua, me decía; “fíjate en sus campos y su tierra negra, ellos nunca cortan el rastrojo hasta abajo como le hacemos nosotros, ellos regresan a la tierra, gran parte de lo que la tierra produce… y ese, es el secreto de su éxito…”
Los menonitas huyeron de Europa buscando una utópica tierra de paz y armonía donde practicar su religión. Llegaron a Canadá y luego a México, donde al llegar con el gobierno, compraron tierras y en el momento, eran tierras que el mexicano no quería por ser difíciles para la agricultura. Los menonitas con su disciplina de incesable trabajo y vida saludable, lograron conquistar las tierras inhóspitas y hoy en día, las nuevas generaciones gozan de los frutos del éxito, y de los frutos de la modernidad en manos de jóvenes que tienen más recursos que necesidades. Los menonitas sufren una de los más grandes índices de drogadicción que por el éxito de las generaciones anteriores, ahora los herederos pagan.
Los métodos que nos entregó la revolución verde, incluían una labranza de arado profundo y mecanismos que no permitían vegetación ajena a la plantada. Ya sea con el glifosato, las semillas genéticamente modificadas, los métodos de maquinaria intensos, parte de las intenciones era matar toda planta ajena al cultivo deseado, y con ello, producir más y mejor pero; matan toda planta que complementa la diversidad de y calidad de pecoreo de las abejas. Los métodos de la revolución verde, la que salvaría el planeta, se convirtieron en campos de exterminio y desiertos verdes para las abejas y otros polinizadores.
La siembra sobre rastrojo
Este método, no utiliza los grandes arados – que gastan combustible, equipo y horas hombre, y siembra directamente sobre rastrojo, yerba y plantas existentes. Con este método y la conservación de materia organica, incrementa la capacidad de la superficie plantada, de almacenar agua y procesarla al suelo, y con ello, se evitan las inundaciones. La erosión del suelo por viento y agua es mínimo o nulo, y trae un equilibrio ecológico de nutrientes y organismos vivos que suelen balancear los suelos y con ello, contrarrestar enfermedades y plagas –sin agroquímicos. Este método, permite un balance químico, físico y biológico de los suelos y la fauna. El trabajar los suelos con arados profundos y superficiales es con el propósito de agregar oxígeno, matar yerbas y permitir un terreno más blando para recibir semilla y que esta prospere. Pero al arar la tierra, inyectamos oxigeno que modifica los procesos naturales y por medio de la oxidación prematura causada por nuestro trabajo, liberamos bióxidos de carbono – los que contribuyen para el calentamiento global. Al aumentar el proceso oxidante de materia organica, se pierden nutrientes y celulosas a la larga pero liberan en el momento. La técnica del arado suele empobrecer la tierra en unos cuantos años por la falta de materia organica y es cuando el agricultor, se convierte en adicto a los agroquímicos que la naturaleza misma, de ser respetada y entendida, pudiera prevenir sus usos e incluso, hacerlos obsoletos.
En la siembra sobre el rastrojo, la superficie de materia organica se acumula año tras año y la capacidad de absorber agua aumenta, permitiendo una menor erosión del suelo.
Entre los beneficios de la siembra sobre el rastrojo se incluyen;
Mejor capacidad de absorber el agua de las lluvias.
Conservación de suelos y materia organica.
Para el apicultor, significa una diversidad de plantas melíferas que permiten una sustentabilidad y mayor productividad.
La diversidad de plantas, genera un balance de nutrientes que de ser bien manejado, se puede combinar para generar plantíos simbióticos.
Un ahorro de combustibles para la labranza de hasta un 45% menos.
Menores costos de producción.
La diferencia entre el cultivo convencional y el cultivo sobre rastrojos, es la cantidad de procesos y maquinaria que se requiere para la siembra. En el método convencional, la tierra se trabaja con arados de dos a tres veces antes de sembrar, en el método de cultivo sobre rastrojo, se siembra directamente sobre el despojo y residuos del cultivo anterior. Aunque para la siembra sobre el rastrojo aún se utilizan herbicidas y semilla genéticamente modificada, ya se está logrando un control de malezas y plagas con métodos biológicos y manuales.
En este método de producción, la tierra de deja descansar y se permite a las plantas nativas florecer. Las plantas crecen junto con otras plantas nativas que, se ha encontrado que producen nutrientes y ayudan a la planta y objeto de la siembra y con ello, el agricultor se ahorra dinero en combustible, fertilizantes y agroquímicos que matan nuestras abejas. En lugar de ser grandes desiertos verdes para nuestras abejas, los cultivos sobre rastrojo prometen regresar el balance necesario para la subsistencia de los polinizadores y sobre todo; nuestras abejas.
p
Comments