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"Y como ultima parte de este juicio; le daremos al planeta tierra, las ultimas palabras antes de darle el veredicto final a este juicio" -dijeron los miembros del jurado.
El planeta tierra, con claras huellas de sufrimiento y destrucción extensa, contesto lo siguiente; -Si, se me acusa de eso pero, yo si le di todas las oportunidades posibles y el, aunque lo niegue hoy en día, sabe que así fue.
-Se le instalo en un huerto hermoso, y sin escatimar gasto alguno, se le hiso dueño de bestias y bosques, praderas y selvas, mares y lagos, el cielo y la tierra entera fueron de el. Con el transcurso del tiempo, la ambición y deseos por el poder, permitieron que unos cuantos se adueñaran de todo y lo que había sido diseñado para ser prestamos de todos, termino siendo propiedad de unos cuantos. En las américas, los nativos lo entendieron, bueno, casi todos. Solo tomaban lo necesario para vivir y coexistían en armonía con la naturaleza. No fue mi ira el resultado de la armonía vivida con unos cuantos, fue producto y resultado de una agresión continua y sistemática; la inmensa mayoría me pisoteaban y destruían a la menor provocación y a mi no me quedo mas que permitir la cadena de eventos que los llevaría al punto por el que se me acusa. En Norteamérica, les dimos grandes extensiones de terrenos fértiles, y grandes pastizales para alimentar las enormes manadas de búfalos para su sobrevivencia. A mi me toco vivir en mi propia piel, la sangre derramada de millones de animales, que por gusto o por tan solo el hecho de arrancarles la piel, les apilaban sobre la mía hasta que el hedor de millones de criaturas, que me habían encargado como joyas preciosas, su sangre llegaba al fondo de mi corazón y fertilizaba esta desgracia de la cual soy culpado. Llegaron los europeos, y con ellos trajeron armas, cañones, enfermedades y destrucción, mas sin embargo yo fui paciente, aun cuando drenaron el gran valle central que alimentaba millones; no fui yo quien por amor al metal dorado, destruyó culturas, pueblos, paraísos y ecosistemas. Por favor consideremos que la ambición los llevo a quemar a sus propios hermanos en hogueras, que la sangre se derramaba en nombre de uno de ustedes aquí presentes, pero no era para usted que se hacia esto; era por asquerosa ambición a tener mas y mas. El, mi acusador, es el, el mismo que debería de acusarse a si mismo. Yo le di muchas oportunidades de redención, de regeneración y corrección, pero el hizo caso omiso a mis mensajes. Le envié terremotos, después el mismo con su explotación cruel de los recursos naturales; causo los mismos terremotos al crear un desbalance en lo creado. Le di exhibiciones de poder y gran fuerza con los volcanes; el respondió con bombas atómicas que aniquilaban todo a su paso. La crueldad con la que pelearon unos con otros, muchas veces sin razón, otras por razones bestiales y descomunales; peleaban por territorios y recursos naturales que nunca les pertenecieron, solo eran prestamos. Les pido que reconsideren sus acusaciones de maltrato y crueldad de mi parte. Aun así, con todo y mas, se les dio la oportunidad de aprender de otras criaturas de hermoso comportamiento, y cuando todo fallaba, se les regalo la capacidad de cuidar de las abejas. Si!, lo mas preciado y lo mas maravilloso de la creación, fue puesto en las manos de esta criatura para que aprendiera de ellas. Pero que se puede esperar de este ser tan atroz, tan ruin, tan descuidado… que en lugar de proteger, cuidar y respetar; destruye y acumula mas de lo que puede consumir. Si!, se le dio como ultimo recurso de aprendizaje el mundo entero de las abejas, y ellas, incansables ejemplos de armonía y respeto con el mundo que las rodea, les trataron de indicar el camino. Pero este ser, mi acusador, de una forma sistemática, destruyo bosques, selvas, especies enteras de animales, ecosistemas. Destruyo para satisfacer su ambición, porque de haber entendido que tan solo se le había dado la capacidad como visitante, hubiese respetado su entorno y le hubiese heredado a sus propios hijos, el paraíso que aquí mismo se diseño y mismo que se le entrego en sus manos. Contamino con radiación los mares y grandes extensiones de terreno. Contamino porque su andar solo sabe sembrar basura… Mírenme! Estas grandes heridas me las hicieron para sacarme metales, petróleo, y mis mismas entrañas. Y cuando se agotaba todo lo valioso para ellos, me hirieron mas. Primero faltaron los búfalos, luego las grandes aves fueron cayendo una a una. Se le hiso costumbre destruir, matar por matar, consumir por tan solo consumir. Los niños aprendían desde pequeños a matar con crueldad a las aves, y con maldad se premiaba al cazador que tan solo le quitaba la piel a los animales para exhibirlas en forma de abrigos y mas. Es tanta su crueldad, que aun cuando se envió al ser perfecto a vivir entre ellos, para predicarles la paz y el amor que se debe de tener el uno por el otro; fue colgado de un madero y hecho espectáculo su sufrimiento. Así es este mi acusador. Las abejas iniciaron a indicar lo que vendría, mas nadie las escucho. Se les quito toda la flora poco a poco, sus bosques y selvas desaparecieron victimas de la codicia y descuido. Las abejas, lucharon por adaptarse, pero la mala nutrición, los malos cuidados, y el descuido total de este ser, logro su exterminio. Y ahí inicio el problema para el. Sin abejas, las flores no se polinizaron, y jamás uno de ellos volvió a comer fruto alguno. En los primeros años después de la desaparición de las abejas, se hicieron muchos intentos por hacer el papel que ellas tan desinteresadas hicieron desde el principio; pero todo intento por duplicar su trabajo fue en vano. Con la desaparición de estas, otras especies fueron desapareciendo en cantidades enormes, y muchas especies de árbol, flores, y frutos, también se acabaron poco a poco. El sobrevivió comiendo carroña y basura, y cuando falto aun eso; se comieron entre si mismos. Y cuando no hubo mas que comer; me acuso el hombre a mi, de su éxito para destruirse a si mismo. Por ultimo les digo; yo si les avise, e incluso entre sus manos tuvieron la solución a sus problemas pero decidieron ignorar el problema.
Después de un breve momento, el jurado expreso; -“Hagamos al hombre otra vez, pero esta vez, que no se nos olvide instalarle el amor de unos para los otros, la armonía con la naturaleza, y el agradecimiento a lo que se les ha dado”
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