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La función debe continuar…

Foto del escritor: aureliopaezaureliopaez

Me levanto todos los días sonriendo al sol, endulzando mi café con miel, intentando ver la lealtad en la gente para no ver lo demás que en ocasiones resulta ser feo. Leo las noticias, más muertos, más decadencia, menos trabajo, más hambre, más promesas de político, y más políticos en las listas de los más buscados. Estados en plena bancarrota, mansiones en plena opulencia y desesperanza. Las tala de bosques y selvas en el mundo, ha destruido más de la mitad de todos las selvas – 8 millones de kilómetros cuadrados, y con un acelerado paso de destrucción al tenor de 5.8 millones de hectáreas al año, el planeta se quedara sin busques o selvas para mediados de este siglo. En África, 90% de las selvas tropicales han desaparecido, en Asia del sur, el 88% y en el Amazonas y toda América del sur, la deforestación será la causante de las hambrunas que inevitablemente se avecinan.

Tomo mi café observando el sol que entra por mi ventana, trato de escuchar los gorriones que se roban el fruto de mis árboles, mientras mi esposa camina de un lado a otro sin llegar a ningún otro lado más que a su punto de partida, una y otra, otra y una vez más.

Veo las malas noticias y decido ponerme la máscara de todo está bien, sonrió con gran mueca y falso color de piel, porque el hedor de la tierra putrefacta y en agonía inunda mi corazón y corrompe mi semblante y cambia el color de mi piel, mi mirada, mi hablar y caminar. Cambio el color de mi piel e instalo una sonrisa porque la función me lo exige para enfrentar el futuro cruel que nos amenaza.

Con el calentamiento global, los mares están subiendo de temperatura, con la temperatura más elevada, los arrecifes de coral desaparecerán. Aunque solo cubren un 1% de la superficie total de la tierra, 500 millones de personas dependen de ellos para sustentarse; representan un impacto económico de 375 (USD) billones de dólares de producción al año. Predicen solo 30 años más de su existencia al paso que vamos, y con ello, la pérdida de ingresos para 500 millones de personas, causara guerras, hambres, desestabilidad social, y el inicio del fin me dicen los datos, mas sonrió con el último de los videos que demuestran a un perro avergonzado por algo sin sentido.

Los mares agonizando y yo sonrió, y en las calles, todos apurados de un lugar a otro buscando el regalo de navidad para la navidad que suele olvidarse de muchos, de ir y venir y nunca llegar a ningún lado…

Prendo la tele, veo otra vez una película de Clint Eastwood, de Rambo o El Padrino y con asumidas personalidades adquiridas de los personajes, pretendo existir en esas pantallas porque la realidad que se nos ha dado por vivir, es más difícil de creer.

En mi estado, en Chihuahua, es común ver los grandes camiones cargados de maderas, y yo les platico a todos, que cuando yo inicie a viajar a la sierra, fue porque mi Tío Héctor me llevaba de la mano, y yo de 10 año de edad, viajaba en las “trokas trozeras” – los camiones que llevaban los trozos de pino a los aserraderos. Estos camiones llevaban comúnmente solo 5 a 8 trozos, porque el diámetro era enorme y solo con eso podían. Ahora veo con mi corazón aterrorizado, como el diámetro de la madera talada, ha disminuido tanto, que los camiones llevan cantidades enormes de palos de diámetros diminutos, y con ello indicando, que se rebuscan los montes para talar lo más grande, y ahora los viajes de madera, consisten en solo arboles jóvenes.

Mientras viajo en esas carreteras de bosques ya jóvenes y muy explotados, me pregunto si es el destino del hombre arrebatar esperanza de una vejes tranquila, tanto a bestias del campo, encinos, pinos y mezquite, como al mismo hombre que cada día aprende a asesinar más joven, a morir sin haber vivido, y a ser enterrado sin media suelas en el alma.

Tengo la fortuna de cubrir mi espíritu con media suelas, tapitas, y tintas fuertes que cambian mi semblante para no exhibir el desgaste real del viejo que me acompaña y en ocasiones domina en esta trayectoria de mi vida.

Una de las maquinarias productivas más poderosas del norte del país, son los Menonitas, que sin política, remordimientos, o sentimientos ambientalistas, hacen producir los desiertos y llanos. Ahora estos se van del estado, abandonan para mudarse a tierras con agua, porque aquí, los mantos acuíferos están cada día más vacíos y menos productivos, y los pozos se perforan a medida que existe el soborno, y se reporta que ahora son cada vez más profundos, menos productivos y de mayor dificultad para hacerlos –pero, se siguen perforando. Me decía un amigo importador de maquinaria, que los Menonitas cada día piden e importan más maquinaria pesada para los estados donde hay mucha agua, y que de estas, son los D9 Caterpillar que son los más pedidos y buscados. El D9 se usa para desmontar indiscriminadamente, y es tan acelerado el método que, se desaprovecha mucha de la madera que de ahí proviene. En alguna parte de nuestro país, con permisos o sin ellos, los D9 están dejando extensos campos que se convierten en monocultivos –desiertos verdes para nuestras abejas.

Quiero cambiar mi rostro a la enorme cuchilla de un D9, mis piernas a las orugas de la Caterpillar, mi corazón a uno diesel turbo para no sentir más que la fuerza brutal y descomunal del progreso. Pero este pobre corazón débil piensa mucho en lo que estamos destruyendo y no en lo que nos dicen que estamos ganando. Mis piernas se debilitan con los retos más sencillos y mi rostro, mi gastado rostro que ahora se viste de hilos de plata, quiere pintura para ocultar la soledad en la que estamos destinados algunos a vivir, en medio de los que nos aman.

Este día me he resuelto a sea un gran día, que el sol salga y me ilumine y me regale energía a cambio de sonreír a todo, me diré que todo estará bien y que progresamos…

Me diré que la función, debe de continuar.

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