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En la apicultura moderna y en la medicina humana, la tendencia hacia el no utilizar los antibióticos deriva principalmente de la resistencia que las bacterias están creando hacia su uso. El riesgo de utilizar antibióticos irresponsablemente es tal, que la Organización Mundial de la Salud, advierte que las enfermedades resistentes a los antibióticos se han incrementado de tal manera que puede llegar el momento que ya no sean efectivos.
Nos dice la OMS; “En caso de una infección gastrointestinal, las bacterias patógenas se multiplican al doble de su tasa microbiana inicial. Si uno tiene 100 bacterias, el sistema inmune funciona contra ellas, pero a los 20 minutos ya son 200, 40 minutos después, 400”
En la Universidad Sueca de Lund, se estudiaba el efecto antibacterial de la miel pero, al mezclar de las 13 bacterias principales que contiene el aparato digestivo de las abejas, se descubrió que juntas en una mezcla, era un poderoso activo contra los microbios que afectan la salud. “El ingrediente principal de ese remedio es la propia bacteria viva…”
Nosotros los apicultores hemos utilizado los antibióticos de forma rutinaria, hasta el momento que los clientes internacionales de la miel, dejaron de comprar miles que tuvieran rastros de antibióticos. Los antibióticos no reconocen entre bacterias buenas y malas, y son mortales contra ellas. Ahora es popular utilizar extractos de plantas, que si bien no responden a la descripción de antibiótico; son antibióticos que no son registrados como tal, y que sin embargo, deberán de estar haciendo algo dentro del maravilloso balance interno de nuestras abejas.