Las cifras lo dicen todo;
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El 25% de todas las colmenas contienen el 75% del total de la población de Varroa según los estudios realizados por Eva Frey y Wyatt Mangum. Los apicultores deben de estar pendientes, pero no solo de sus propios apiarios y abejas, sino de aquellas que son negligentemente atendidas por malos apicultores. En ocasiones es mejor retirarse y perder lugares que perder colmenas constantemente a la contaminación de colmenas que no son debidamente atendidas; estas son las famosas “bombas de varroa” Las colmenas mal atendidas y pobremente tratadas y monitoreadas de Varroa, tienden a abandonar el nido y enjambrarse en medio de las temporadas de producción o a final de ellas por no poder con la carga o la devastación que causa el Varroa. Al abandonar las colmenas, estas se convierten en el botín de las vecinas, ya que la abeja es oportunista de preferencia y viendo la oportunidad de tomar miel ya colectada, lo hace. Con ello, también recoge todo Varroa que ahí se encuentra, además de muchas otras enfermedades. Debido a las fechas que se presentan estas enjambrazones y contaminación, las colmenas sanas se cargan de Varroa y llegan al invierno con niveles inaceptables y causan la muerte de nuestras colmenas. Es por ello que debemos de utilizar algún tratamiento al inicio del invierno o final de la temporada.