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Aprendiendo a vivir con el terrible Varroa.
Indudablemente, la salud de la colmena en ese siglo, depende de gran manera, en la cantidad de varroa que existe o le es permitido existir en nuestras colmenas. Yo en un momento, fui proponente y practique la apicultura sin tratamientos, después de tener una temporada donde perdí más de 300 colmenas, en medio de la desesperación inicie mi camino a un manejo efectivo y metódico para prevenir infestaciones cuantiosas de mis abejas. Inicie con los tratamientos conocidos, otros alternativos, y al fin de muchos experimentos, llegue a que para mí, en mis apiarios, con los materiales y métodos que yo trabajo, una mescla de aceites esenciales y aceite de coco, me mantiene el varroa bajo control. Pero como todo remedio genera resistencia en el varroa eventualmente, yo tengo que estar apercibido de ello, y roto mis prácticas para no causar resistencia.
En las películas del Conde Drácula, El Hombre Lobo o Las Abejas Asesinas, una flecha, una estaca o una bala de plata, por lo general aniquilaban con la calamidad. Pero en la apicultura, y su lucha contra el varroa, no existe el tratamiento único que funcione para siempre, y la búsqueda por la “Bala de Plata” continúa. El varroa está aquí, y esta para quedarse, ya no existe la apicultura libre de esta plaga como lo fue años atrás, y su parasitismo ha desatado una ola de nuevas enfermedades por causa de la dinámica que existe entre la forma de alimentarse y la introducción de virus en la anatomía de la abeja. No es la mordedura lo que mata a las abejas cuando el varroa se alimenta de ellas; son los virus y las enfermedades que estos causan en ellas, que es lo que aflige y aniquila las abejas. Todo apicultor exitoso, entiende que la batalla contra el varroa deberá de ser parte de su estrategia de manejo de las colmenas, y sabe que los niveles deberán mantenerse abajo, no por solo una temporada, sino por todo el año.
Aunque yo utilizo solo remedios naturales, no descarto que existe la necesidad de utilizar productos comerciales pero, lo mejor sería mantener abejas que naturalmente pelean contra el varroa y sobreviven sin tratamientos como la Rusa y la VSH. Una de las razones por la cual yo no utilizo químicos fuertes en la guerra contra el varroa, es por la simple razón que la cera guarda todos los químicos a los que la exponemos, y con varias temporadas de tratamientos “duros” el nivel de contaminación adentro de la colmena, se eleva de manera considerable, y termina matando la colmena o contaminando la miel. En los tratamientos químicos duros, las dosis admisibles son altamente documentadas, y existen de manera abundante en los anaqueles y a buenos precios.
Los tratamientos “naturales”
Les llamamos tratamientos naturales, a los químicos que existiendo de alguna forma en la naturaleza, matan por contacto al varroa, son altamente biodegradables, complejos, y no causan resistencia. Uno de ellos es el Ácido Fórmico, que siendo uno de los componentes naturales de la miel, es efectivo contra el varroa si se utiliza de forma metódica y efectiva. Se requiere de 4 a 6 tratamientos seguidos para controlar la población de varroa, y esto, lo hace muy costoso en tiempo y esfuerzo para el apicultor. Existen productos que tienen la forma de controlar la dosis aplicada adentro de la colmena, y la gran ventaja de este producto, es que no deja residuos en la miel o la cera. Este producto también combate el noxema, la cría de cal y parásitos traqueales.
De los aceites esenciales, tenemos una gran variedad que cumple con la encomienda de aliarse a nuestra lucha contra el varroa. A pesar que existen muchos aceites esenciales que aportan algo en la lucha, no existe uno igual que el Timol por su probada efectividad en el campo y de acuerdo a reportes de parte de los mismos apicultores. El timol puede presentarse en cristales o en aceite, y se puede incorporar a las colmenas de forma pura, o en tortas de manteca vegetal para retardar su impacto inicial y alargar su durabilidad y de esa manera, lograr una herramienta que combata por un tiempo considerable y durante los diferentes siclos de desarrollo del varroa. Yo soy uno de los fundadores de una asociación civil que se dedica a cuidar de niños en estado de abandono, marginación u orfandad. Un día, tuvimos una plaga de piojos en nuestros orfanatos, y cansado de gastar en productos, me dedique a buscar remedios naturales contra los piojos. Después de mucho leer, e investigar, me entere que en las Filipinas, combaten el piojo con aceite de coco. Un apicultor, con problema de varroa (técnicamente un piojo), con una solución contra los piojos, pues no era mucho que añadir. Probé el aceite por sí solo, y funciono. Lo aplicaba saturando servilletas de mesa, y doblándolas en cuatro, sobre los bastidores, funcionaba bien. Pero, seguí experimentando con diferentes aceites esenciales, y después de mucho tiempo, saque la fórmula que me funciona hasta ahorita. Mi formula es un litro de aceite de coco, 60 gotas de aceites esenciales de timol y orégano, 30 gotas de aceite esencial de eucalipto, y 15 de limoncillo. Solo instalo una toalla saturada con la mescla, sobre los bastidores en primavera, y otra antes del otoño. Durante el verano pruebo para el varroa, y si tengo más del 3%, les doy otra toalla y ya. Aprendiendo a convivir con el Varroa
Dentro de las armas que tenemos en la apicultura contra el varroa, el ácido oxálico es efectivo, barato, inofensivo para el apicultor, pero, si no se tiene estricto control en las dosis recomendadas, terminaras aniquilando no solo el varroa, sino tus abejas también.
En una ocasión, yo trate 68 colmenas con una mescla de ácido y jarabe, rociado donde estaban las abejas, entre los bastidores, y aun que tuve toda la precaución posible, mate la mayoría de mis reinas. El asunto de tratar tus colmenas se puede sintetizar de la siguiente forma; es necesario mantener nuestras abejas vivas, aun en el proceso de protegerlas contra los males que las quieren matar. Un apicultor que desconoce con exactitud las formas de tratar, es aún más peligroso que el varroa que intenta matar cuando al aplicar tratamientos, causa más males que bienes.
La regla número uno para iniciar o intentar tratamientos contra el varroa, es hacer un conteo preciso y representativo del nivel de infección que tienes en tus apiarios. Para mi gusto, un promedio de 5% no se debe de tolerar, y nuestro promedio optimo deberá de permanecer en menos de2%. Sin un conteo apropiado y diagnóstico del nivel de infestación, tus tratamientos serán inefectivos, muchas veces innecesarios, y otras veces erróneamente aplicados.
Cualquiera que sea tu método, debes de considerar rotar tratamientos para terminar con la resistencia que el paracito adquiere al mismo tiempo que tú lo estas tratando de eliminar.
El futuro del pleito contra el varroa, deberá de incluir el conocimiento de los siclos reproductivos del varroa. Si el varroa se puede reproducir únicamente en la pupa, entonces elaborar una estrategia de limitar o eliminar la postura de la reina con el fin de dejar colmenas sin postura que arroje mayor número de abejas pecoreadoras y nido sin posibilidad de incubar varroa, tendrá que ser parte de tu estrategia. Debemos de evitar poner nuestras colmenas en lugares con sombra, donde las condiciones sean calientes y secas. El varroa se desarrolla mejor en temperaturas que van de los 23 a grados centígrados. Entre los descubrimientos científicos más recientes, sabemos que una colmena que se mantiene con temperaturas altas, donde la humedad es extrema, las abejas arrojan al varroa fuera del nido para evitar un alto nivel de infección.
Debemos de mantener una distancia mínima entre apiarios propios y ajenos. El varroa se transporta en las abejas y es fácil infectar tus colmenas de abejas que no son cuidadas propiamente. Mantente atento de las colenas que no se desarrollan, si son susceptibles a enfermedades o varroa, reconsidera el esfuerzo que harás antes de intentar salvarlas. No permitas que se desate el pillaje de esas colmenas, ya que lo que las mato, será compartida con todo tu apiario. Muchas veces es mejor matar una colmena que no está saludable, y almacenando todo en un congelador por 24 horas, regresan los bastidores a colmenas que los necesiten y en caso de loque u otra enfermedad contagiosa; destrúyelos. Muchas veces me pregunto si, cuando llegamos a un apiario, y la mayoría de las colmenas son fuertes, pero unas cuantas no lo están, ¿Sera conveniente combinarlas? O sea, ¿hacer de dos una? Si la colmena o colmenas en cuestión, no han podido tolerar al varroa, o son muy susceptibles a sucumbir por ello, entonces esas colmenas están obedeciendo la selección natural, donde los débiles mueren para así, no pasar genes débiles a las siguientes generaciones. Entonces, al fusionarlos y hacer colmenas fuertes de las débiles, ¿no estaremos introduciendo genes y cría débil que al aparearse llevaran los genes débiles para perpetuar algo indeseable?