Egipto, es uno de los países con un gremio apícola más viejos del planeta – mas viejo que el mismo Chavelo. En las pirámides, tumbas y monumentos, se pueden apreciar como los egipcios le daban honor a las abejas. En Egipto, se utilizaron colmenas migratorias que, dentro de cilindros de barro, producían grandes cantidades de miel dentro de un sistema de trashumancia que efectuaban en balsas que navegaban en el rio Nilo. Para el año 2400 AC, ya se hablaba de la apicultura en los jeroglíficos de los templos y Ramsés III, en un sacrificio y ceremonia histórica, presumiendo con lujo y abundancia, derramaría 14 000 kilogramos de miel en un evento registrado para la historia.
Egipto hoy en día es considerado uno de los más importantes lugares para la apicultura de los países árabes y del África. La abeja nativa de Egipto es la Apis mellifera lamarckii, es pequeña, agresiva como una mexicana celosa y amarilla como un perredista. El abdomen tanto de obreras, zánganos y reina, tiene anillos amarillos y negros claramente definidos, es agresiva y se enjambra mucho, pero es resistente a la mayoría de las enfermedades; algo así como las chivas ralladas del más allá.
Aunque en Egipto la mayoría de los 270,000 apicultores que cuentan con 1,344 000 de colmenas, aún quedan 7700 colmenas de barro que son idénticas a las que se plasman en los monumentos históricos. El promedio de colmenas por apicultor es 5 colmenas, y esto solo puede decir que, o son muy buenos la producción de miel, o de plano, son puros apicultores de afición. La importancia de la apicultura Egipcia, radicaba en la belleza femenina quien, utilizaba la miel y cera para mantener su belleza – ¡oh… siempre y todo sea por la belleza!
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