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La comunicación en la colmena.
Una sociedad tan sofisticada como la colmena lo es, no pudiera ser posible sin una forma efectiva de comunicación. Pero, si usted cree que va a encontrar las abejas teniendo charlas sobre política y polémica de creencias, permítame explicarle mi querido burro orejón, que no es así. Nuestra querida abeja, utiliza una comunicación más allá de las palabras, superior al discurso y mejor que la demagogia. Su comunicación manifiesta vital importancia para la colmena. Los mensajes e información se transmiten con sabores y olores principalmente. Las feromonas, son químicos que causan reacciones en forma de respuesta, y muchas veces, las respuestas son más feromonas y más químicos para acentuar conductas, respuestas o directivas de acción. Las hormonas no son lo mismo que las feromonas, las hormonas afectan al individuo y no son transmisibles, y las feromonas son compartidas y afectan a toda la colmena.
La feromona, o “substancia de la reina”
Proveniente de una sección de su mandíbula, la “substancia de la reina”, es una de las más poderosas de las feromonas dentro de una colmena. Tiene 17 compuestos químicos mayores. Las reinas recién nacidas no producen feromonas, pero ya al madurar después de 3 a 6 días, producirán feromonas para atraer a los zánganos, y la producción de feromonas se incrementa según la reina alcance más madurez después de su apareamiento. Nada es casualidad dentro de una colmena, nada sucede por accidente cuando se les deja sin intervención nuestra y cuando nosotros intervenimos y tomamos la reina en nuestras manos, solo para divertirnos o demostrar nuestra destreza, o cuando usamos excesivo humo, pinturas fuertes, o materiales para generar humo en nuestro ahumador que son llenos de aceites o químicos, nosotros mismos causamos cambios en las formas de comunicarse en la colmena. La reina, se cubre de feromonas en todo su cuerpo y las nodrizas, al limpiarla y atenderla constantemente, transmiten las feromonas como heraldos y apoderadas de buenas noticias –son el correo electrónico de diseminación de información pertinente y necesaria en la colmena. La reina recibe información continua de los flujos de néctar y polen y la salud de la colmena y ella en turno, envía información de su postura, salud de las larvas y abejas operculadas, cantidad de pupa sellada, y mucho más. La comunicación entre ellas es tan eficaz y rápida, que es por ello que son consideradas en conjunto, como un súperorganismo. Un súperorganismo que actúa como unidad y no como una bola de insectos donde cada uno hace lo que quiere y lo que le da la gana; la colmena razona cada momento, acción y reacción necesaria para su sobrevivencia y desarrollo. Una de las maneras de comprobar esta información, es el dejar huérfana una colmena. La colmena entera, ya sean 20 mil o 60 mil abejas, ellas se enteran de forma casi inmediata, que un miembro de la colmena, ¡uno solo!, y con ello, la colmena entera sufre una tempestad… ¿Y cómo se dan cuenta?, no es que dejen de ver su hermoso rostro, ni que les deje de estorbar la enorme cola, corona y cetro de la reina, no es tampoco que el trono este vacío. La presencia de la reina se deja notar, por la falta de los químicos con los que transmite información y estabilidad y la colmena entera, reacciona en cuestión de horas con la creación de celdas reales para remplazar a la faltante reina. La presencia de la reina y sus feromonas, inhibirá la creación de nuevas celdas reales, estabiliza el instinto de enjambrazón, estimula la actividad y deseo de pecoreo y crianza, emisión de alarmas, y mucho más. Las abejas alarman o emiten una señal de alarma utilizando la glándula mandibular y la feromona que emiten con su órgano y aguijón pero, solo en las abejas obreras y pecoreadoras, porque la abeja nodriza, menor de 15 días de nacida, no tiene aún la capacidad de producir estas dos feromonas de la alarma. Es aquí, donde el apicultor educado, tendrá que siempre considerar el trabajar con tiempos que le permita trabajar con más nodrizas que obreras porque será más deleitable y menos agresiva su interacción y trabajo con las abejas.
Otra forma de comunicación es la feromona que emite la glándula Nasanov, que se hace presente y en espectacular forma, cuando capturamos un enjambre. También se puede observar como las abejas guardianes, levantando la cola, separan la última sección de su cola para exponer la glándula y con ello, orientar las obreras pecoreadoras hacia su colmena.
En resumen, son muchas las formas y los químicos utilizados para comunicar diferentes situaciones y generar reacciones propias de la colmena. A menudo me pregunto qué tipo de reacción tendrá adentro de una colmena, cuando las abejas en el campo son rociadas de diferentes agroquímicos, que de alguna forma, nos guste o no, alteran la vida interna de la colmena, aun cuando el agroquímico no este diseñado como insecticida o para matar nuestras abejas.