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He decidido que estas lecciones las llevare en términos sencillos, no por falta de información o sofisticación en que la redacción se puede dar, lo hago en términos sencillos para garantizar un mayor alcance, y un mejor entendimiento entre los que inician, o los que han hecho las cosas sin saber por qué, o simplemente por qué simplemente funcionan.
Es importante que entendamos que ya estuvieron entre nosotros, muchos apicultores cuyo legado, nos ha dado la oportunidad de estar donde estamos en términos apícolas, y me es necesario insistir en reconocer los méritos de todos aquellos que han ido por delante de nosotros, y que han dejado el camino limpio para que nosotros pasemos. Nuestros antepasados, tomaban las estaciones o periodos del año, donde las temperaturas, y condiciones, son en un debido rango y consistencia, y la transición, entre una estación y otra, entre una condición prevalente y otra; son marcadas o anunciadas con acontecimientos astronómicos que anuncian los cambios; estos son los equinoccios y solsticios. Decía el salmista el Rey David; “Los cielos cuentan las obra de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos; el un día emite palabra al otro día. Y la una noche a la otra declara sabiduría.” - y cual hermosa danza, el cielo dicta los tiempos y sazones con los que nuestras colmenas guían su crecimiento. Todas nuestros pueblos prehispánicos, hicieron de las observaciones celestes, una religión y ciencia de precisión que hasta estos días, no se comprende cómo es posible tal y tan sofisticado conocimiento. Fueron nuestros Mayas los que aportaron a las matemáticas modernas, la invención del cero como unidad necesaria para las ecuaciones modernas. Fueron los Aztecas, los que precisaron el calendario solar, y nosotros, debemos de aplicar estos conocimientos a nuestra apicultura. La primavera, se sitúa entre el equinoccio de primavera y el solsticio de verano. El verano, esta entre el solsticio de verano y el equinoccio de otoño. El otoño, entre el equinoccio de otoño y solsticio de invierno Invierno esta entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera. El solsticio de invierno, es el principio real o astrológico del nuevo año, porque marca el día más corto y la noche más larga; y las abejas, adentro de la colmena, saben de ello. El reloj biológico energizado con el movimiento de los astros, le indica a la reina que el invierno ha terminado y que inicie el proceso de regeneración y asegurar la sobrevivencia de la colmena; inicia su postura. Siempre después del solsticio de invierno, mas nunca antes, las abejas a través de las vibraciones musculares de sus alas, generan energía calórica, y elevan la temperatura a 95 grados Fahrenheit –temperatura óptima para la nueva cría. Cuando la temperatura de la colmena se ha elevado lo suficiente, la reina inicia su tarea, inicia su postura gradualmente de poca a mucha, y mientras más emergen abejitas nuevas, mas huevecillos pondrá en las celdas; cual sofisticada danza de sobrevivencia y balance de recursos, la postura no excederá los recursos almacenados que la colmena posea, y si las condiciones se optimizan, la reina decidirá incrementar su postura al tono que la población soporte. La colmena antes del solsticio de invierno, mantendrá la temperatura a 75 grados Fahrenheit para conservar recursos. Mientras más elevan la temperatura, mas miel comerán. El equinoccio de verano, indica a la colonia que su postura deberá de acelerarse y sus glándulas productoras de cera, estarán al máximo de su producción y el equinoccio de otoño indicara la deceleración de esta. En fin, nuestras abejas trabajan en armonía con las estaciones, y lo hacen de una manera sofisticada y elegante. Reconozcamos lo especial de nuestra profesión, eduquémonos lo más posible sobre ella, y apliquemos nuestra inteligencia para trabajar en armonía con lo que nos rodea. Las reinas en los climas extremos, al principio de invierno, inician la postura siempre y cuando se les incentive con alimentación artificial. Si reciben torta proteínica y jarabe de azúcar, la reina percibiría que el flujo de néctar se acerca y preparándose para el flujo, inicia la postura de inmediato. Las reinas Carniolas tienden a reaccionar de una manera inmediata a los flujos de néctar y son súper ponedoras al incentivarse y pierden la postura al terminar el flujo; se pudiera deducir que son eficientes utilizadoras de los ingresos y activos de las colmenas. La postura, la producción de miel, los preparativos de invierno, las enjambrazones y todo lo que una colmena hace, está directamente relacionada con los solsticios y equinoccios y para el apicultor observador, las lunas llenas y los eventos celestes arrojaran información útil para una buena producción.