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La miel es un alimento benigno y casi perfecto –para las abejas. Para nosotros es una buena fuente de carbohidratos, minerales, vitaminas, aminoácidos, y muchos otros compuestos según la procedencia y floración presente. Pero no solo eso encontramos en nuestras mieles, porque los descuidos y malos manejos arrojan un sin número de contaminantes que nadie más que el apicultor aporta por nuestros malos manejos.
Aparte de ser sucios y extraer en condiciones pésimas, la miel puede contaminarse con solo manejar mal su almacenaje. Si extraes en un lugar sano, con buen equipo, buenas practicas pero almacenas tu miel en lugares calientes o al sol, es posible que estés convirtiendo tu miel en veneno.
La miel al ser almacenada en barricas selladas no garantiza su limpieza, la misma condición de almacenamiento inapropiado en altas temperaturas convierte la fructosa en una substancia que es peligrosamente mala y hasta en cancerígena. La fructosa natural en los néctares de las flores y que contienen la miel, al calentarse se transforma en una substancia llamada Hidroximetilfurfural o HMF que es una substancia amarillosa y altamente diluible en agua. El HMF es producido o derivado de las azucares y deshidratación de la fructosa.
El HMF se encuentra en muchos alimentos, y en las mieles de cítricos, es elevado su contenido aunque no se haya sobrecalentado en ninguna forma. Durante la caramelizado de azucares a través del calor, se pueden formar también los HMF y como la formación del HMF se optimiza en condiciones acidas, la miel caliente provee las condiciones propias para su formación. Además de ser maligno para la salud, este compuesto es uno de los elementos que buscan los importadores de miel en la Union Europea y es causa de rechazo de la miel que lo contenga en niveles más altos que lo permitido. Aunque el HMF se produce de forma natural y existe en varios alimentos de forma natural, es en la Fructosa o HFCS que se utiliza para la apicultura en alimentación de colmenas, que representa un grave peligro.
La Fructosa con que alimentamos las abejas muchas veces es tratada como una substancia que no sufrirá cambios, y lejos estamos de la realidad. Con solo mantenerla al sol o descubierta y sin ventilación, se puede transformar en veneno. Un conocido mío, perdió 600 colmenas al alimentar con fructosa de maíz que había dejado al sol y al descubierto, y al momento de las investigaciones se encontraron con comedores llenos de fructosa con un alto índice del veneno llamado HMF.