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Una colmena puede llegar a tener hasta 120 mil abejas en una época de grande población, pero los estándares oscilan entre los 60 000 individuos por colonia. Pero, ¿cómo se comunican tantos animalitos? ¿Cómo es que todos saben dónde y cómo deben de hacer esto y lo otro?
¿Cuándo y quien decide cada actividad? Los humanos, somos animales sociales, pero nos gusta la individualidad, nos gustan los espacios y pertenencias exclusivas y nuestras. Una colmena, en su calidad de súper—organismo, alcanza un lugar muy importante en su nivel de inteligencia dentro del mundo animal, y pocos organismos como ellas, pero, en conjunto. Una abejita apis melífera sola, no podrá subsistir ni vivir, porque sus decisiones diarias, dependen de las necesidades del colectivo colmena, y la comunicación entre ellas, es el factor que las mantiene en orden. A las abejas, se les puede observar como comparten comida entre ellas, como con sus antenas se acarician entre sí, pero el significado de estos comportamientos, aún no está claramente definido. Las abejas, claramente se dividen las labores cotidianas, y cada una tiene su función totalmente definida, pero, eso, se da por castas, por edad, y porque en su momento las necesidades de la colmena son imperantes y deciden de acuerdo a esto y el vínculo entre individuos, necesidades y respuesta; es la comunicación.
Las abejas se comunican con feromonas como forma primordial de comunicación; emiten substancias que por la variación de olor, les indican a los diferentes miembros de la colmena, la situación en general y particularidades. Las feromonas de la alarma –cuando se sienten atacadas o en peligro, las feromonas atrayentes sexuales –cuando es necesario fecundar y ser fecunda, y otros atrayentes y repelentes, son todos gobernados por un sistema complicado de substancias que emiten olores reconocibles a ellas.
Las abejitas también se comunican con la danza. No estamos hablando que ellas bailen Zumba o se tomen las reinas de un tubo y seduzcan a esa bola de zánganos que solo está tratando de hacer de las suyas, no!, las abejitas, transmiten información importante moviendo su colita de una forma rápida, y haciendo lo que parecen círculos. El profesor Karl Von Frisch, experimento por décadas y encontró que las danzas y vibraciones son parte de un sistema muy sofisticado de comunicación, y también concluyo, que las abejas emitían sonidos, pero que no eran parte del sistema de comunicación; y en eso se equivocó. Conforme paso el tiempo, las investigaciones nos llevaron a concluir que si existe la comunicación por medio de los sonidos, y que las antenas, al formar un ángulo de 90 grados entre ellas, se convierten en un poderoso instrumento receptor de las vibraciones que emite todo sonido y movimiento.
Cuando una abejita llega a encontrar un lugar donde abunde el néctar, el polen, o algún otro recurso que la colmena necesite al momento, esta muestrea el campo, y regresa –aquí le pondré mucha crema a mis tacos; Regresa, jubilosa y con sus reservas llenas, y con una gran danza al estilo Shakira, mueve sus caderas, y de su cintura se desprende la buena vibra y atrae la atención de toda la concurrencia, y con su danza, indica la dirección, latitud, y distancia exacta donde está la comida o todo aquello que buscan. La danza, logra comunicar a través del tiempo y forma de sus movimientos, toda la información requerida para que se aprovechen los recursos. También, la abeja al danzar, transmite vibraciones por medio de los medios a su alrededor, y las pencas de cera, siendo un gran transmisor de vibraciones; actúa como el internet de la colmena. Si, el chisme se corre rápidamente cuando tienen buenas noticias, y malas también. La resonancia acústica de las celdas, las pencas, y la miel, hacen llegar la información a todas las abejas, y estas, de acuerdo a lo que está llegando a la colmena, y de acuerdo a las transmisiones recibidas, actuaran como respuesta a lo recibido. Y la reina puede acelerar su postura, las nodrizas pueden comer más miel y producir más cera, y las nuevas abejitas tomaran su papel correspondiente en respuesta todas, a la comunicación, de esa forma, las colmenas aseguran el éxito adecuado. Es conocido que una colmena promedio, recaba todos sus recursos que le permitirán entrar al invierno con cuantiosas reservas, en tan solo 10 a 15 semanas en todo un año. Es posible que las abejas encuentren recursos todo el año donde el clima así lo permite, pero no en todos los lugares sucede esto, mucho menos en México donde sus climas y regiones son tan diversas la una de la otra. El gran potencial y habilidad en su forma de comunicarse, permiten el alto rendimiento y eficiencia para facilitarles la sobrevivencia en tiempos de ausencia de alimentos. Durante la danza al estilo Shakira, la abeja que encontró una fuente abundante, danzara y danzara incansablemente hasta que sus compañeras “agarren la onda” y allegándose a ella, con todos sus sentidos, toman de la danzante, la información requerida y además; una muestra de lo que está allá donde se les indica!, Si!, al encontrar alimento abundante, la abeja que lo encontró, marcara la zona con feromonas, luego, tomara néctar de varias flores, luego, al llegar a la colmena y danzar, les compartirá una muestra de olor o el mismo liquido del néctar o lo que haya encontrado, para que estas, al llegar, se dirijan directamente a donde se encuentran los recursos necesarios.