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En el mundo pequeño, el que a simple vista no se ve, existen millones de organismos y entre ellos; las bacterias.
Los hay en diferentes tamaños, y en diferentes formas y de acuerdo a sus formas, se les ha dado parte de sus nombres. Dentro del paneta tierra, existen muchas formas de vida, pero las bacterias son las más abundantes, pueden vivir sumergidas en el agua o habitar en la tierra. Son resistentes a las condiciones adversas, algunas, pueden sobrevivir calor, sequia, radiación, en fin, condiciones extremas. En un gramo de tierra, pudieran existir hasta 40 millones de bacterias y en un mililitro de agua dulce, pudieran existir hasta un millón de bacterias. En otras palabras, viven al derredor nuestro, dentro de nosotros, las respiramos, las tomamos y es inevitable que nuestras abejas, sean ajenas a convivir con ellas también.
Pero no todas son malas…
En el momento que El Rector de la Universidad del Alto Conocimiento Apícola Contumaz e Irreverente se vaya a descansar para siempre en mi cama de tierra que me espera, por cada célula mía, que lleva la genética de mis ancestros; me acompañaran diez veces más bacterias que células. Muchas de las bacterias son malas para nuestra salud, y nos causan enfermedades y muchas de ellas, son tremendas enemigas de la humanidad. Contra las bacterias, existen los antibióticos que, siendo aliados en su momento contra las enfermedades causadas por las bacterias, estas, se han mutado para resistir los antibióticos, y cada día son más fuertes, más agresivas y más dañinas. En la apicultura y cualquier otra actividad, es necesario ser responsables y solo tomar medicamentos cuando los expertos nos lo indiquen.
Dentro de las bacterias buenas, tenemos las que nos ayudan a transformar materia organica en diferentes productos de consumo diario como lo es el pan que te alimenta, el queso que le pones dentro, la mantequilla con la que tostaste el pan y el vinagre que corre como sangre en las venas de los apicultores con mala mujer.
En la apicultura
De inicio, sabemos que para proteger panales de cera, tenemos el gran aliado Bacillus thuringiensis (BT). Es un insecticida biológico selectivo que mata la larva de la Polilla de la Cera, yo es lo que utilizo para protección de mis panales, y aunque es delicado su uso y no siempre efectivo puesto que depende de la forma de manejo que le des. Este insecticida no afecta las colmenas, no daña el medio ambiente, nada causa de mal al liberarlo y usarlo.
El polen, casi por completo, aporta la mayoría de las proteínas, minerales, lípidos, vitaminas y aminoácidos que permiten la existencia de las abejas. Pero ese polen, sin un proceso debido, no puede ser asimilado por completo por las abejas. Ningún polen por sí solo, o sea, de un solo tipo de floración, es capaz de generar el 100% de los nutrientes que requiere las abejas.
Existe una bacteria que acompaña a nuestras abejas y que sin ella, la desnutrición crearía grabes problemas para ellas. La Bactobacillales o “Lactic Acid Bacteria (LAB)” es una bacteria altamente tolerante a la acides. Esta bacteria existe usualmente en productos lácteos y plantas en descomposición donde produce ácido láctico a través de la fermentación de carbohidratos y el resultado metabólico de este proceso.
La “LAB”, o “Lactic Acid Bacteria”, está siempre presente en el momento que las abejas, al traer el pólen a la colmena, lo empacan en las celdas, cuidadosamente operculandolo con miel y después cera, para evitar contaminación y permitir la fermentación. Se estima que en una celda, dos terceras partes se llenan de polen, una tercera parte de miel, y una pequeña capa de cera para lograr su preservación. La bacteria metaboliza las azucares en el polen, produciendo el ácido láctico, y baja el pH de 4.8 a 4.1. Muchas de estas bacterias provienen del mismo organismo de la abeja, pero muchas otras, provienen de las flores de donde fue tomado el polen. Es la fermentación del polen, que permite la asimilación de nutrientes, que lo hace un alimento ideal para nuestras abejas.
En el aparato digestivo existe un universo de bacterias que coexisten y benefician las funciones vitales y productivas de las abejas. Aunque se conocen los beneficios que estas aportan, los procesos desarrollados por estas comunas microscópicas no son del todo claros.
Dentro de una simbiosis favorecedora, las bacterias no solo son exclusivas del Apis Melífera, sino es atreves del mundo, especies y microsistemas, están presentes en diferentes especies. Aparentemente las bacterias en las abejas, no varían mucho y casi siempre son las mismas, donde apoyan a la digestión, eliminando o combatiendo moléculas toxicas, proveyendo de nutrientes esenciales, protegiendo el organismo contra agentes patógenos y paracitos, y ayudando a armonizar el desarrollo y el sistema inmunológico.
Las bacterias que prevalecen en el sistema digestivo de las abejas son 8 generalmente, pero cada especie tiene enormes variantes y diferentes caminos de desarrollo.
Durante los experimentos efectuados por Nancy Moran, famosa investigadora de la Apis Melífera, se descubrió que las abejas en su estado de desarrollo, no tiene bacterias en su sistema digestivo, no es hasta el día tercero o cuarto, que es cuando a través de compartir alimentación compartida que las bacterias son compartidas.
El aparato digestivo de las abejas, contiene 4 partes principales; el canal digestivo anterior, el canal digestivo medio y el canal digestivo posterior. Como parte del sistema digestivo, también encontramos el recto y las partes de la cabeza que ayuda con las funciones de este. En la cabeza, existe una serie de estructuras que permite contraer y sacar un canal que sirve para chupar la miel, también un sistema de bombeo para lograrlo y los estómagos o buches…
El tórax se conecta al buche donde se almacena el néctar, y ese buche, se puede expandir considerablemente, tanto, que puede llegar a llenar la mitad del abdomen de la abeja. Entre el buche o canal digestivo anterior o “Proventriculus” y el canal digestivo medio, estomago o “Ventriculus”, existe un aparato que no permite con una forma serrada, músculos y movimientos de una válvula similar al corazón, previene que la comida que ya está en el aparato digestivo, se regrese al buche donde se almacena el néctar. Es el “Ventriculus”, el estómago “funcional” del sistema digestivo y el recto, con una capacidad de almacenaje enorme, se puede llenar y esperar por largos periodos de tiempo para ser evacuado.
En estos tres espacios, es donde se han encontrado diferentes tipos de bacteria y que en cada parte, y con sus diferentes funciones vitales, se ha encontrado que existe una relación importante que complementa funciones, y como parece ser que a nadie le importa lo que escribo, ni lo que me cuesta trabajo de explicar, los dejare sin continuar este escrito por la falta de audiencia que le guste educarse, y por la tanto, este exceso de palabras ya innecesarias entre mi audiencia sorda y ciega, me obliga a tomar mi rol de una manera más ligera y olvidarme de tratar de educar, por un tiempo. La parte tres o cuatro, las escribiré cuando vea interés en el gremio, y si no lo hay, lo leen en mi libro si es que en algún momento se le pega la gana a alguien en publicarlo.
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El sistema de recolección de néctar de la abeja, es parte de su sistema digestivo –pero no.
Con un sofisticado mecanismo, tanto de mecánica biológica y de las reacciones químicas y funciones, el sistema digestivo es una de las líneas de defensa integradas en el sistema inmune defensivo de nuestras abejas.
Nada es único, independiente ni autóctono en el universo. A toda acción corresponde una reacción, todo lo que haces, afecta, perjudica y beneficia algo, en algún lugar, de alguna forma; pero siempre sucederá algo que derive de tus acciones.
En el caso de las abejas, su primer estomago o buche recibe el néctar, donde unas cuantas bacterias y encimas son agregadas al néctar. Ya pasando el buche donde se almacena el néctar, en el canal medio o “Ventriculos” encontramos más variada bacterias y en mayor concentración, y ya en el recto es donde se encuentra mucha más cantidad de bacterias y mucha mayor variedad de estas que en los órganos previos.
En el estómago o canal medio, donde se efectúa el milagro de la descomposición de alimentos para una propia transformación de alimento a nutrientes, la descomposición se efectúa con la ayuda de bacterias especializadas en eso; transformación de azucares –entre otras substancias, para facilitar su asimilación. Los genomas - material genético de un organismo de las bacterias encontradas en el canal medio, arroja la certeza de que estas bacterias, tienen la habilidad de poder penetrar y destruir las macromoléculas que constituyen las paredes de las células de los granos de polen. Esto nos dice, que es posible que las bacterias puedan estar generando energía adicional, aparte de las obtenidas de los carbohidratos en el néctar y azucares que este contiene –incluyendo las azucares que pueden ser toxicas para las abejas.