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Según Al-Kahtani and Bienefeld (2012), las abejas presentan 4 etapas de conducta constructora de reinas al inicio.
En la etapa primera, las abejas nodrizas se meten a las celdas realeras, y continuamente inspeccionan continuamente la larva con sus antenas y piezas bucales. La segunda etapa se da cuando las abejas están seguras que la larva está sana y parándose arriba de las celdas reales, exponen sus glandulas Nasonov y sueltan la feromona Nasonov como para anunciar el periodo de espera de la nueva reina. La tercera etapa inicia con las abejas nodrizas, abrazando con sus patas la celda real, y abanicando con sus alas, parecen transmitir feromonas y olores propios de la celda real –pero ya en esta etapa, solo usan sus alas y no exponen la glándula Nasonov ni parecen compartir feromonas que esta glándula produce. La última de las etapas de la conducta para producir celdas realeras, celdas reales o cacahuates, se finaliza con el ritual de “raspar” sus abdómenes que, parece incentivar la creación de cera para la construcción de las celdas reales. Con la aparición de la cera las abejas obreras “masticaran” la cera para integrar las escamas y hacerla maleable y con ello, lograr la pasta de cera con la que construirán las celdas.
Se habla mucho de la edad de la larva que las abejas escogen para hacerlas reinas, pero, poco se ha investigado al respecto. De las investigaciones que existen, tenemos quien nos dice que las abejas escogerán la mejor larva, para la producción de reinas, pero, cuando escogen larvas viejas, la productividad, vigor, longevidad, habilidad de apareamiento y atracción de zánganos será deficiente y todo lo contrario cuando se usan las larvas jóvenes. Además cuando las celdas son construidas con larva vieja, las abejas destruirán las celdas con más frecuencia, que cuando son con larva nueva.
La calidad de las celdas y eventualmente las reinas, depende mucho de la comida o jalea real que estas reciben. La jalea real no solo debe de estar siempre presente, sino que deberá contener los nutrientes necesarios y obligados, en cantidad suficiente y abundante, para poder generar buenas reinas y de buena calidad. Tarpy et al. (2011) nos dice que una mala reina, es producida por una larva vieja, mal y deficientemente alimentada. Comprobó, que una reina que se produce bajo esas condiciones, tendrá espermáteca más pequeña, se apareara con un menor reducido de zánganos, y con ello, aparte de tener muy poca postura durante su vida, tendrá en su espermáteca una cantidad y diversidad pequeña de esperma, que no garantiza la calidad y diversidad de genetica que asegure una buena colmena. El estudio indica también que, las abejas construyen más celdas que las que son necesarias, pero en la mayoría de los casos, las mismas abejas destruyen las celdas que desarrollan reinas inferiores, dejando la mejor de todas las que construyeron. Anteriormente se pensaba que era la misma reina quien aguijoneaba las celdas restantes al momento de salir y aunque eso aún es vigente, ahora se sabe que es vigente pero no en todos los casos. Ahora sabemos que las abejas o la población de abejas contribuye mucho más a la selección de reinas, que lo que anteriormente se suponía.
Otro de los estudios en crianza de reinas, explica como las abejas al verse huérfanas, recurren a seleccionar de una sola casta o línea paterna dentro de la selección de larvas disponibles, y las selecciones parece ser por nepotismo o favoritismos de mayorías. Son subfamilias reales las que tienen predilección en el proceso de selección de larvas para la creación de reinas.