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Hace tiempo, viendo con dolor como afectan los frentes fríos, casi gélidos, los núcleos pequeños, se me ocurrió que pudiera hacer algo por ellos, los instalaría en una estructura de invernadero, donde estarían recibiendo el calor generado o capturado dentro de la estructura, y la piquera dirigiría a las abejas hacia el intemperie.
La intención fue buena, pero las abejas tenían su propia agenda…
Al bajar las temperaturas en el medio ambiente, las colmenas responden con menor producción de cría y por lo tanto, menos población. Si tienes menos población, es menor la cantidad de recursos que necesitas para mantenerlas.
En mi experimento, instale 10 colmenas dentro de un invernadero y piqueras que dirigían hacia fuera, que, al llegar el invierno, siguieron recibiendo el calor y mantuvieron la postura fuerte. Subió la cantidad de abejas tanto, que se estaban muriendo de hambre, mientras que las que estaban fuera, con poblaciones normales de invierno, consumían a buen paso pero, con discreción sus reservas.
Termine quitando el plástico que les aportaba calor, y tuve que alimentar la población.
La genética de las abejas está diseñada para responder a los recursos que entran y ahí, radica la diferencia entre las carniolas y las abejas italianas. Las abejas italianas, han existido en climas benévolos y cálidos donde algo de floración siempre existe, que ya sea polen o néctar o ambos, permiten buenas poblaciones. Las abejas italianas no reaccionan rápido a los cambios de clima o entrada de recursos y mantienen sus poblaciones altas sin importar los cambios bruscos. Son buenas para el pillaje y por lo tanto, sobrevivientes. En cambio las carniolas, son abejas que se desarrollaron en lugares fríos y con temporadas largas de falta de flujo de recursos que les obligaron a ajustar sus sistemas para maximizar los recursos y aprovechar los tiempos. Si entra néctar o polen, las carniolas inician la postura directamente proporcional a ello, si bajan las temperaturas también reaccionan. Al llegar la primavera, los nidos tienden a ser muy pequeños en las zonas frías pero no es porque son malas para la postura, son más bien excelentes administradoras de los recursos y aprovechamiento de estos, directamente vinculados y atados a los cambios de clima y entrada de recursos.
El invernadero me arrojo bastante población, pero en el momento cuando no había recursos para sostenerla. La naturaleza no se equivoca, si jugamos con las temperaturas internas en los tiempos inadecuados, nos arrojaran resultados que no siempre son aptos para el progreso.