Introducción y la abeja italiana.
En el mundo nuestro, la gran diversidad climática, geográfica, étnica, animal y vegetal, nos ha legado un bufet de variedad de gusto para nuestras vidas y garantía de sobrevivencia. En las abejas, así como en todo ser viviente, varían entre sí, en productividad, aclimatación a los diferentes sistemas ecológicos, resistencia a enfermedades y parásitos, adaptabilidad y productividad. El medio ambiente tiende a aportar néctar en diferentes cantidades o calidades, de acuerdo a las condiciones climáticas y ecológicas, y con ello la rentabilidad de las abejas es diversa y muchas veces impredecible, que aunado a la genética de la colmena y el manejo del apicultor, nos arrojan variantes que hace imposible comparativa entre una colmena y otra; aun cuando estén en las mismas condiciones y el mismo microclima.
El apicultor ha aprendido a utilizar los diferentes tipos de abejas que mejor se adapten a su clima y sistema de trabajo. Un ejemplo claro, es la selección de la abeja italiana que aunque arroje grandes poblaciones que comen grandes cantidades de alimentos durante el invierno, esas altas cantidades de población y postura, son las que requiere la fruticultura del norte para garantía de contratos de polinización. La abeja carniola en las zonas al norte, tienen genética de respuesta inmediata a el entorno y clima que les rodea. Cualquier cambio detona una reacción inmediata dentro de la composición que hace una colonia.
¿Que define una Buena abeja?
Lo que para mí es una buena clase de abeja, tal vez en Tamaulipas no lo es, la abeja que funciona muy bien en la montaña, tal vez no pueda funcionar bien en el desierto. La abeja “buena”, la adaptada al microclima en que tú te desenvuelves, es la que te funciona a ti, ahí en tu localidad. Los grupos de abejas se pueden dividir en especie, raza, región, población o mescla particular de algún criador de reinas.
Entre todos estos grupos y especies, existen muchos tipos, castas y mesclas que funcionan bien, para diferentes tipos de apicultura, en los diferentes climas y regiones.
La Abeja Italiana.
La abeja italiana, es una subespecie de la Apis melífera lingustica, que llego al continente americano desde a mediados de los años 1800s. Esta abeja, debido a su alta productividad, docilidad y su habilidad de mantener la postura y población en grandes cantidades casi en cualquier tiempo y condición climática, se hiso favorita en la industria apícola del mundo. Acostumbrados a trabajar con abejas agresivas y poco productivas, los apicultores de la época –en su mayoría monjes, cambiaron de la típica MM, a la abeja italiana. Los religiosos –que a menudo se ven en películas, fabulas, novelas y cuentos de la época con colmenas a su cuidado, eran apicultores por necesidad. El gusto por el vino y necesidad de los rituales ecuménicos, hacían del vino de miel, un remplazo ante la dificultad de conseguir vino de uva en las regiones frías y remotas del norte. La abeja italiana remplazo a la abeja negra alemana que solía ser muy agresiva. Además de ser muy productiva, la abeja italiana presentaba un mejor aspecto al apicultor con sus colores amarillos y muy vivos. Pero, no todo es dulzura con estas güeras…
Debido a que tienden a mantener nidos muy poblados, las abejas italianas consumen mucho más alimento durante las temporadas que no existe floración. Su manejo es diferente a las otras especies, por la enorme tendencia de ejercer pillaje entre cualquier otra colmena que se encuentre cercana a ellas. Atacan y pillan hasta dejar sin reservas a cualquier colmena que no se proteja. Debido al pillaje, las abejas italianas al ver una colmena que esta moribunda, muerta o débil se arrojan sobre ellas, robando o reciclando miel y al hacerlo, se llevan la miel, pero también se llevan cualquier enfermedad o parasito que ataco la población de esa colmena. Es por ello que las enfermedades en los apiarios de las italianas, tienden a atacar más pero, no como individuos, sino a apiarios completos.